viernes, febrero 09, 2007

Lluvia en el valle del Guadalope.

La humedad aprisionaba al valle…por las mañanas los cristales estaban saturados de una lluvia que no había llegado como cortina del cielo; en el paso del río sus aguas sosegadas se unían con finos halos de humos húmedos a los espesos ropajes de bruma estática que llegaba del cielo….El sol sólo salió un rato dos tardes, pero enseguida fue sepultado entre una humedad de nubes grises…seguro que le costó salir y que cuando lo hizo fue para decirnos que seguía allí…pero que había perdido la batalla.
Pasan unos días y durante las hierbas de la tarde nuestra chimenea emite turbadores y persistentes zumbidos……son sordos, casi me dormiría con ellos. El viento juega con ella y se delata, con su sintonía, entre las llamas del fuego. Me acerco al balcón, mis ojos viajan al aire y contemplo como algunas nubes se esparcen, otras llegan…se atisba un azul añil en el cielo….por un momento y sólo en mi particular mundo pienso que la lluvia y los días grises han encontrado su destino final.
Me equivoco,con un nuevo día , el viento ha traído nuevas y espesas nubes que descargan repentinas y breves cortinas de agua….para más relajación de mis sentidos: el viento sigue allí moviendo la lluvia a su antojo.

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