lunes, febrero 05, 2007

LUCHAS ENTRE HUMERADES.

La humedad que se había instalado sobre nuestras miradas compartidas, evitaba que las corrientes de aire jugasen entre nosotros….así, el día estaba quedándose estático y quieto, pero lejos del sosiego. Aquella capa de nula aireación había congelado el rostro de muchos hombres y mujeres, ya de por sí sumergidos en aquella droga triste y arriesgada.
Si con el calor la humedad nos afectaba de tal modo que ni nuestro aliento podía salir con cierto esfuerzo de nuestros pulmones, sofocándonos hasta empaparnos de sudor . Con el frío, la humedad, se apoderaba de la médula de nuestros huesos trasladándonos a un estado en el que unos y otros nos encogíamos sobre nuestros propios pliegues, sobre nuestros propios poros, sobre nuestros propios escalofríos.
Con el estío nos podíamos ir quitando ropas y piezas…pero ni aún así el aire de una brisa nos levantaba del sofoco…..en el aletargado y moribundo invierno, colapsado de humedad, ni sumergirse debajo de la manta más gruesa, nos libraba de tiritar con cierto miedo.

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