Cuenta la leyenda que en aquel lejano país hubo un hombe que descubrió,sin querer, la profecía del recuerdo...pero también cuenta la leyenda que para poder llegar a ese descubrimiento tuvo que vivir todo un seguido de ilusiones con aventuras insertadas.
Yusuth era pastor de sus propias cabras, todos los días, en los que el sol salía por la montaña del Hombre que Espera, abría la valla y empezaba a silbar con una gran variedad, sin nombre ni comparación. Las cabras se reunían, se iban distribuyendo en clanes,seguimientos social ,desfilando en una delgada fila india, ante Yusuth al que miraban como reprochándole que éste les hubiese despertado de su sueño de cabra.
Yusuth gozaba de adentrarse por caminos, seendas, campos y fincas. Allí, el paisaje ,aunque áspero eclipaba la atención del pastor. Pensaba en cómo llevarse a casa algunas de las miradas sobre el paisaje, impregnado de colores cálidos, per Yusuth no sabía ni podía llegar a adivinar cómo llevarse aquellos recuerdos para disfrutarlos en las noches, a la luz del fuego que crepita.Ante esta deuda consigo mismo...se marchaba, Yusuth, esperanado a que el paso de los días le aportasen la solución.
Un día de verano, bajo un sol que enmudecía el canto de los pájaros....legó a la pequeña aldea donde habitaba Yusuth un mercader cargado de compras que esperaba vender. Venía cansado y sofocado después de horas y horas de viaje. Yusuth como hacía con otros viajeros,de las rutas comercialed que bordeaban el desierto del sur del Rincón de Cazarabet...éstos encontraban en la aldea de Samsatam un lugar de acogida en donde la casa de Yusuth se convertía en su propia casa.
El viajero de aquel asfixiante día era un hombre alto de piel morena y curtida; de mirada amable y de voz acaramelada, de ademanes ligeros y precisos. Nyckym había cambiado sus viajes nómadas por el norte del país por estas tierras, simplemente porque le gustaba cambiar y variar aquello que podía ver,palpar,oler.....De todas formas, explicó en la taberna, él llevaba aquellas visiones en sus alforjas. Ante esta revelación todos se miraron y se interrogaron agudamente con la mirada.Dentro de la noche,reposando con la bebida de Papai, sentados bajo un cielo de estrellas de colores(así eran los astros en País de Cazarabet)Yusuth con timidez, pero vencido por la curiosidad, le preguntó a Nyckym cómo conseguía guardar sus recuerdos para disfrutar de ellos cuando gustaba. Nyckym se limitó a mirarle con unos ojos que sonriendo, parecía que acariciasen la cálida oscuridad del aire. Se levantó y sacó de las alforjas lo que parecía un libro...empezó a abrirlo desplegándose un abanico de sorpresas imaginativas: dibujos que, según Nyckym, se llamaban fotos; imágenes de árboles , hechas con un lápiz más negro que el tuzón; imitaciones de paisajes en los que los tonos y coleres respiaban sensibilidad.....palabras que , escritas, explicaban rasgos de una imagen, de un rincón, de una mirada...
Yusuth se quedó fascinado y aquella noche durmió más prufundamente , sabiendo que ya nunca perdería sus recuerdos entre la maraña de su memoria.
Tres días después le encargó a Hyckym un curaderno de recuerdos(ahora conocido como album)al que empezó a acariciar antes de llegar a sus manos.
sábado, febrero 17, 2007
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