sábado, febrero 10, 2007

Pereza

Entró en la habitación, carente de cualquier coraza. Se espabiló y siguió su camino. Llegó hasta la ventana y contempló el atardecer en un día de otoño, mientras tanto , podía oír como el viento soplaba relamiendo la chimenea y haciendo que ésta se quejase cual lobo fuese.

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