Teníamos mucho miedo por salir de aquel rincón que nos apresaba, pero también nos daba cobijo…así que el interrogante se ensalzaba, cada vez más, convirtiéndose en el principal escollo. Entonces, en aquel momento, nos volvimos a deslumbrar con una luz que velozmente bajaba de las nubes ennegrecidas….y cuando aún nuestros párpados no nos habían espabilado la visión…, un sonido rompedor, escalofriante y abrasivo distorsionó la madrugada. Volvió a llover con una fuerza descomunal….los campos volvieron a anegarse. Siguió así durante unas cuantas horas con tal carácter que nos hizo presagiar que nunca más volvería a llover o que, cuando lo haría, sería para hacernos salir con barca de aquella nuestra nueva casa.
El cristal volvió a empaparse de vaho lluvioso y quebradizo… mirando por él comprendí que el tren tampoco llegaría hoy.
jueves, febrero 22, 2007
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