jueves, abril 05, 2007

Los recuerdos de Tristán.

La casa se había pintado en aquellos días de cálida y seca primavera, así que su aspecto era aún más entrañable. Todavía recordaba sus primeros juegos recorriendo los pasillos con el perro Mirón…sus excursiones por las zonas a cielo descubierto de la casa que se tornaban lo mejor del día… hasta que creció y Mirón pasó a llamarse Salado y empezaron a salir en un mundo que ofrecía todo un puzzle de posibilidades…Tristán mirando la casa, recién restaurada, oía el estimulante gruñido de su hijo Noé que se acercaba a brazos de su mujer y entretenido con el perro Saltón. Tristán volvió a sonreir.

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