Visiones de memoria 2

Cuando se dispusieron a acercarse a pie hacia la tumba familiar, Sylvia ya llevaba la urna con las cenizas de su abuelo entre sus manos, y tan sólo se escapaban del cielo algunas gotas de fina lluvia…las cruces gaélicas goteaban, el césped estaba empapado resaltando con un verde vivo y rotundo. Algunos rayos de sol atravesaban el ambiente húmedo y las nubes se dejaban calentar. Los funcionarios del Ayuntamiento colocaron una lona naranja alrededor de la tumba de la familia O´Marley y unas sillas donde no se sentaba nadie por que estaban empapadas, un pájaro bebía en una de ellas y Sylvia no evitó el pararse un instante absorbiendo aquella imagen, la vida en otra dimensión… como diría su abuelo. Cerró los ojos, suspiró y siguió adelante. Las personas allí congregadas miraban la escena con respeto…ellos, los que nunca dejaron de ser sus compañeros y camaradas se quitaban las gorras…estaban todos juntos y agrupados. Una sintonía tradicional irlandesa comenzó a romper el aire. Hablaron unos conocidos y, finalmente, Sylvia leyó un poema. Estuvo entera y contundente en su narración, unos segundos después de terminarla una lágrima se desprendió de sus pestañas. Las cenizas de su abuelo fueron depositadas en la tumba familiar donde además de sus antepasados ya descansaba su hijo mayor…éste ocupaba, desde hacía unos años, un lugar en la historia de sus tierras.